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Las andanzas de Lu*

Pedazos...

Pedazos... El mayor anhelo de mi vida es publicar un libro... desde niña he encontrado en la escritura la manera de expresar mis andanzas y fantasías. En esta ocasión, no sé por qué hago esto.. bueno si lo sé.. Lo que sucede es que estoy escribiendo ahora algo que por primera vez es mayor a 50 páginas (por lo regular son siempre cuentos cortos y sin contar los guiones, artículos y esas cosas), no sé aún qué resulte, si una novela o un cuento. El caso, es que lo había dejado inconclusos hace poco más de un mes y hoy lo retomé y me parceció bien retomar con él este Blog... Se trata de una historia escrita en flash back (jugando con el tiempo), mezclando la realidad con la ficción, las vivencias con la fantasía.

En realidad todavía no tiene título aunque el más acertado sería "El Mago" en tributo a la inspiración... habrá que ver los copyright y esas cosas jeje. Aquí sólo unos pedazos sueltos... con muy poca o quizá demasiada coherencia:

- ¿Algo para beber? –

Una chica rubia y con acento extranjero me acerca una charola llena de vasitos.

- No gracias – respondí.

- Deberías beber algo – me dijo una voz.

- El viaje es largo y puedes deshidratarte – concluyó

Sin mirar a mi interlocutor, pedí un jugo de naranja, y lo bebí fijando la vista en el pequeño vasito de plástico con el amarillo intenso del jugo artificial.

- Así es mejor, estos viajes siempre son mejores si uno va cómodo – dijo la voz.

Yo no lo miraba, fingía estar disfrutando del juguito, que por cierto era muy amargo, pero me servía para disimular.

- Y, ¿es tu primer viaje? ¿ya sabes a dónde vas? – dijo.

Y como comprendí que no me iba a dejar de “molestar”, decidí contestarle.

- Gracias, esta bueno… si, si es mi primer viaje… no, todavía no sé hacia a dónde me dirijo –

Justo pronunciaba las últimas palabras, cuando volví la mirada hacia mi compañero; la luz se reflejaba en su cara y no podía ver con precisión sus facciones, vestía pantalones de pana descoloridos con tonalidad verdosa y una sudadera negra. Manos grandes y blanquísimas recargadas sobre sus piernas… No podía disntinguir su cara, pero sí sus ojos.

- ¡¡Es él!! - me dije, y por culpa del sobresalto vacíe lo que restaba del contenido del vaso sobre mi vaquero azul.

Torpemente y temblando como una hoja, intentaba limpiar el caos que había hecho. El se reía, como siempre lo había hecho con mis “niñerías” y también como siempre me tranquilizaba restándole importancia.

- Jajaja… no te preocupes, en cuanto llegues lo metes en agua y jabón por unas horas y listo, pero yo te sugeriría cambiarte porque va a ser molesto viajar así –

- Si, si, tienes razón (una vez más), ya vuelvo. –

Metí la mano debajo de mi asiento, intentando controlar los nervios, y saqué una mochila de viaje pequeña, la cogí y caminé muy ergida al baño. Mientras me quitaba el desastre, pensaba en qué diría cuando volviera a mi asiento y en lo torpe que me había comportado.

- ¿Por qué nunca se manejar esta situación? –

Es cómico de verdad, yo en un espacio de 2 x 2 tratando de quitarme un pantalón mojado, enfundarme en uno seco (por qué lo puse hasta abajo?!!!), y aprovecho para darme una “manita de gato”, peinarme un poco y de paso lavarme los dientes.

- Ay!!! ¿por qué no hacen los baños más grandes? Y si yo midiera 1.90? Me toparía con el techo y al sentarme mis piernas chocarían con la pared. Y si pesara 150 kilos? No podría ni pasar por esa puerta, y si pesando 150 k. tuviera que hacer maniobras para mudarme de pantalón? Pufff… –

- Ya está - al fin logré poner todo en la mochila y salir de ese minúsculo espacio que me sofocaba. Regresé a mi asiento, intentando ocultar todo tipo de pensamiento que delatara (aún más) mi nerviosismo.

- Con permiso. –

Un hombre bajo y con cara de sueño se hizo a un lado para dejarme pasar, guardé la mochila debajo de mi asiento y me puse a mirar una revista.

... ... ... ...

Las voces de mi alrededor me despiertan, me desperezo poco a poco e intento mirar, aunque la luz que asoma por la ventanilla me ciega y no me deja fijar bien los objetos y caras a mi alrededor.

- ¿Dormiste bien? -

- Si, gracias ¿ y tú? –

- También, llevo horas mirándote –

Era él nuevamente, me froté los ojos y lo primero que veo son aquellos pantalones verdes muy gastados, con una mano grande y blanca sobre las piernas. La otra me acaricia suavemente la frente. Me sentía segura a su lado y perdía por completo la idea del tiempo y el espacio.

- ¿A dónde fuíste? – le pregunté.

- Por ahí, pero no muy lejos. Nunca me dejas ir muy lejos –

- ¿Falta mucho? – volví a preguntar.

- No, casi nada, en un rato estarás aquí.

Hablaba mientras que la mano que antes reposaba sobre sus piernas, hizo un ademán señalando su frente; justo en medio, exactamente en su tercer ojo.

Sonreí, miré sus labios, sus cejas, su nariz, toda entera su cara de niño. Busqué sus ojos, (aquellos eternos ojos) protejidos por lentillas muy finas y delgadas que enmarcaban aún más el misterio. Cogí su mano fina y delgada, y decidí entrar…"

Earween*

1 comentario

jorge -

me gusta,tiene misterio y sugerencia(para mi)no es identificable el encuentro(si real o deseado)Tiene intriga.Esta bueno.